LAS MILES DE MÁSCARAS DEL EGO

El que se entristece es él.

El que se enfada es él.

El que se da cuenta de que se ha enfadado y se apacigua también es él.

El que descubre que existen esos tres es él.

El que se enorgullece de haberlo descubierto también.

Siempre soy él.

Solo soy yo cuando abro la ventana y pienso: podría tirarme ahora.

Y precisamente por eso no me tiro.