Cuidado con el hombre común, su amor es común.
Cuidado con el funcionario que te sella los papeles, pues dependes de él, y no hay nada peor que un hombre común sintiéndose poderoso.
Cuidado con el oficinista que trabaja de 8 a 5.
Cuidado con el que viaja en el mismo vagón de tren de lunes a viernes, su mente se atrofia y se acaba convirtiendo en una mente común;
Una mente común es peor que un hombre común.
Cuidado con el tipo de atención al cliente que te sonríe, su sonrisa es falsa, solo pretende engañarte o venderte algo.
Cuidado con los regalos del hombre común, casi siempre vienen envenenados, nunca regalan de corazón, siempre esperan algo a cambio.
Cuidado con las intenciones del hombre común, pues siempre son egoístas y nunca altruistas.
Cuidado con su miedo, su miedo es contagioso y se extiende como una plaga, jamás te acerques a ellos, evita ser contagiado.
Cuidado con los valores del hombre común, pues carecen de valor y sus valores son un sin valor, cuando ven actos de injusticia miran para otro lado,
Cuidado con su moralidad, pues carecen de ella, solo conocen la obediencia.
Tú sigue a la justicia, intenta alcanzarla, así que no te acerques a ellos.
Cuidado con el hombre común y bondadoso, pues también está esperando algo a cambio, estas son las moscas más venenosas que hay, muerden con tanta delicadeza, hieren con tanta delicadeza…
Hay más de un hombre común y bondadoso que al cruzar la puerta de su casa abofetea a su mujer.
Más de uno y más de dos maltratan al perro y engañan a la gente, porque también se engañan a sí mismos, porque ellos mismos son un engaño.
Prefiero mil veces estar cerca de un atracador que de un funcionario o un oficinista. El atracador suele ser un hombre de ley y valor, el funcionario o el oficinista es casi siempre un hombre común; y no hay nada peor que un hombre común.