El guerrero pisa sobre el fuego, pero tiene frío.
Su sangre bajo cero, camina herido, siente un vacío.
Se haya perdido, pero sigue hacía delante, es su destino.
No tiene opciones, ni decisión, algo decide por él.
No lo sabe, pero lo siente, lo huele, lo palpa,
La sabiduría de los dioses le acompaña,
Le protege, le respalda, le ampara, le persigue
Y en ocasiones le atormenta.
Se desvive por crecer, por aprender y no fallar.
Un hombre jaguar, el rey de la jungla y de los glaciares,
El que es todos los animales a la vez.
El gran Ser, el antidios, el asesino,
El que empuña la vara para ofrecer compasión.
El redentor, el héroe, el druida,
El que no entiende la vida ni lo intenta,
Camina bajo la tormenta y no se moja,
Solo se moja su cuerpo.
Un ser despierto,
El que no busca y encuentra,
El que no pretende y le aman,
El dueño de la fuerza, de la energía.
El verdugo en la salida,
El hechicero en la entrada,
El que empuña la espada para ofrecer amor.
Aquel que mira al sol y no se quema,
Él cruzó el puente,
Con su lanza y con sus flechas,
Va derecho hacia la cima,
En busca del águila y la serpiente.
Él es un niño que antes fue león
Y antes camello,
Antes fue planta y antes mineral.
Ahora no es nadie,
Ni lo pretende.
Ha comprendido.