Primera hora de la mañana,
El mundo llora
Y caen pequeñas gotas de nubes grises.
El repartidor de pan hace su ruta
Y las cucarachas vuelven a sus escondites,
Los hombres están a punto de salir.
A los hombres no les gustan las cucarachas,
Pero a las cucarachas tampoco les gustan los hombres.
Las persianas de los bares se abren y se sirven los primeros cafés,
Y las últimas copas.
El kiosquero ordena sus estantes y los mirlos empiezan a cantar.
El frutero coloca la fruta a la entrada
Y el primer rayo de claridad se deja ver tras una nube opaca:
Es Dios, riéndose de la humanidad,
Dando paso a otro nuevo día en este gran circo.