Y QUÉ CUERPAZO TENÍA

Los abdominales justos para ser mujer,

El punto exacto para estar realmente buena,

Se le marcaban lo justo, sin pasarse y sin quedarse corta, equilibrio.

Y qué curvas, qué caderas,

Qué línea dibujaba su pelvis,

Me imagino perfectamente donde terminaba,

Debía de tener un chocho atómico.

Un chocho dulce con aroma a jazmín,

El culmen de los chochos,

Un chochazo bestial.

Y qué culo,

Qué pedazo de culo,

Uno de los pocos culos sobre la faz de la tierra que valen más de cincuenta dólares.

Ponle un par de ceros más a ese culo.

Y reza para que alguna vez en la vida puedas comerte alguno,

Aunque solo sea una vez.