ANTISOCIAL

No me gusta mirar a los ojos de las personas cuando me hablan,
es una sobrecarga de información demasiado grande para mí,
puedo ver sus almas y no puedo soportarlo;
soy demasiado sensible, y ellos están demasiado vacíos.
Sus bocas me hablan de unas cosas y sus ojos me hablan de otras;
puedo ver sus miedos, su locura, y los barrotes de sus prisiones mentales;
puedo ver los míos incluso a través de ellos.
Por eso no me gusta mirar a la gente a los ojos.
Ni siquiera me gusta la gente.